Dificultades en la psicomotricidad
Ayudamos a niños y adolescentes a superar dificultades psicomotrices mejorando su coordinación, rendimiento académico y bienestar emocional.


Definición
¿Qué son las dificultades en la psicomotricidad?
La psicomotricidad, entendida como la relación entre el movimiento corporal, las capacidades motoras y los procesos cognitivos y emocionales, es un pilar fundamental en el desarrollo integral de las personas.
Cuando hablamos de dificultades en la psicomotricidad, nos referimos a una serie de problemas que afectan la coordinación, el equilibrio y la capacidad de ejecutar movimientos precisos, ya sea en actividades cotidianas o en tareas específicas. Estas dificultades, en muchos casos, tienen su origen en una lateralidad cruzada o mal definida, un factor determinante en el desarrollo de habilidades motoras y cognitivas.
La lateralidad cruzada como origen de las dificultades psicomotrices
La lateralidad cruzada se produce cuando no existe una dominancia clara entre ambos lados del cuerpo (mano, pie, ojo y oído), lo que puede generar conflictos internos en el sistema neuromotor.
Este desajuste afecta directamente la coordinación motriz tanto gruesa como fina, y dificulta la creación de un esquema corporal sólido. Al no estar bien definido el «lado dominante», el cerebro enfrenta una carga adicional al procesar movimientos que deberían ser automáticos, lo que repercute negativamente en la psicomotricidad.
Motricidad gruesa y fina ¿Cómo afectan las dificultades psicomotrices?
Las dificultades en la psicomotricidad se manifiestan tanto en la motricidad gruesa como en la motricidad fina, afectando de manera integral el desarrollo físico, cognitivo y emocional.
Estos problemas son comunes en niños y adolescentes con lateralidad cruzada, donde la falta de una dominancia clara entre los lados del cuerpo complica la ejecución de movimientos tanto grandes como pequeños.
Motricidad Gruesa
La motricidad gruesa incluye los movimientos que involucran grandes grupos musculares, como correr, saltar, mantener el equilibrio o lanzar una pelota. Las dificultades en esta área pueden hacer que los niños se muestren torpes o inseguros en actividades físicas que requieren coordinación y fuerza.
Síntomas comunes de dificultades en la motricidad gruesa:
- Torpeza al caminar o correr: Los niños pueden tropezar fácilmente o parecer inestables.
- Problemas para mantener el equilibrio: Dificultades al estar de pie en un solo pie o al subir y bajar escaleras.
- Incomodidad en deportes y juegos físicos: Evitan participar en actividades que impliquen movimientos rápidos o complejos.
Motricidad Fina
La motricidad fina involucra movimientos más pequeños y detallados que requieren precisión, como escribir, abotonar la ropa, recortar con tijeras o manipular objetos pequeños. Las dificultades en la motricidad fina pueden afectar directamente el rendimiento escolar, especialmente en tareas que requieren escribir o dibujar.
Síntomas comunes de dificultades en la motricidad fina:
- Escritura desorganizada o ilegible: Letras mal formadas, líneas torcidas o escritura demasiado lenta.
- Dificultad para usar utensilios escolares: Problemas al sostener lápices, cortar con tijeras o pegar con precisión.
- Problemas en actividades cotidianas: Dificultades para abotonar, atar los cordones de los zapatos o manipular objetos pequeños como piezas de construcción.
Estas dificultades no solo afectan el desempeño académico, sino que también pueden generar una sensación de frustración y desmotivación, llevando al niño a evitar tareas que requieren habilidades motoras finas.
Impacto en la coordinación y coordinación bilateral
La coordinación, esencial para realizar movimientos armónicos, se ve comprometida en aquellos que enfrentan problemas psicomotrices.
Esto incluye la coordinación bilateral, que es la capacidad de usar ambos lados del cuerpo de manera sincronizada, como al cortar con tijeras o montar en bicicleta. Las dificultades en este ámbito no solo limitan las habilidades motoras, sino que también afectan la percepción espacial y la capacidad de organizarse en el entorno.
Impacto en el esquema corporal y la autonomía
El esquema corporal es la representación mental que tenemos de nuestro propio cuerpo, incluyendo su posición, forma, y cómo se mueve en relación con el entorno.
Es una herramienta fundamental para realizar actividades cotidianas de manera eficiente y automática. Sin embargo, en personas con dificultades psicomotrices, especialmente aquellas asociadas a la lateralidad cruzada, este esquema puede estar poco definido o desorganizado.
Cómo afecta un esquema corporal poco claro
Cuando el esquema corporal no está bien establecido, la persona puede experimentar problemas de orientación espacial y coordinación, afectando incluso las tareas más simples. Esto incluye:
- Dificultades para ubicarse en el espacio: Problemas al orientarse en un entorno físico, como identificar la derecha e izquierda o seguir instrucciones espaciales.
- Errores en la organización espacial al escribir: Dificultad para alinear correctamente el texto en una hoja de papel, saltar líneas o mantener un tamaño uniforme en las letras.
- Problemas al manipular objetos: Colocar un objeto en su lugar correcto, usar utensilios o realizar movimientos precisos se convierte en un reto.
Psicomotricidad y su conexión con las habilidades cognitivas
Las dificultades psicomotrices no se limitan únicamente al ámbito físico; su impacto se extiende de manera significativa a las habilidades cognitivas.
La relación entre movimiento y pensamiento es estrecha, ya que muchas funciones cognitivas dependen de una correcta coordinación motora y de una adecuada orientación espacial.
Ejemplo la conexión psicomotriz-cognitiva
Un ejemplo evidente de esta conexión es la escritura, una actividad que combina múltiples procesos simultáneamente:
- Coordinación motora fina: Para sostener y manipular el lápiz de manera precisa.
- Orientación espacial: Para alinear correctamente las letras en el papel, mantener el tamaño adecuado y respetar los márgenes.
- Concentración y planificación: Para estructurar ideas, seguir instrucciones y mantener la atención en la tarea.
Cuando la psicomotricidad está comprometida, estos procesos se ven afectados, lo que puede hacer que la escritura sea una tarea lenta, desorganizada y frustrante. Esto no solo influye en la presentación de los trabajos escolares, sino también en la capacidad de aprendizaje, ya que escribir es una herramienta fundamental para la adquisición de conocimientos.
¿Cómo lo hacemos?
- Evaluación exhaustiva: Identificamos las áreas específicas de dificultad para diseñar un plan de intervención personalizado.
- Terapia psicomotriz personalizada: Ejercicios que mejoran la coordinación motora gruesa y fina.
- Apoyo emocional: Acompañamiento psicológico para fortalecer la autoestima y la confianza.
- Trabajo interdisciplinario: Colaboración entre psicomotricistas, psicólogos y terapeutas para un enfoque global.
- Orientación a familias: Proporcionamos herramientas y estrategias para apoyar el progreso en casa.

Cómo Ayudamos en el Centro Llorens
Trabaja tu Lateralidad y mejora la psicomotricidad
La intervención temprana y adecuada en las dificultades psicomotrices no solo mejora la coordinación motora, sino que también impacta positivamente en el desarrollo cognitivo, emocional y social.
Abordar la lateralidad cruzada o mal definida es clave para facilitar la integración de los movimientos y optimizar el funcionamiento neuromotor, permitiendo que tareas que antes eran complicadas se realicen de manera fluida y automática.
Beneficios de Corregir la Lateralidad en la Psicomotricidad
Cuando se trabaja la lateralidad de forma correcta, los cambios no solo se perciben en la capacidad física, sino también en aspectos emocionales y académicos. La mejora en la psicomotricidad contribuye a:
- Mayor control motor: Movimientos más coordinados y precisos, tanto en actividades físicas como en tareas manuales.
- Fortalecimiento de habilidades cognitivas: Mejoras en la escritura, la concentración y la organización del pensamiento.
- Aumento de la autonomía personal: Capacidad para realizar tareas cotidianas con independencia, como vestirse, escribir o participar en actividades recreativas.
Nuestro tratamiento de las dificultades psicomotrices y la lateralidad cruzada se basa en un método integral que aborda tanto los aspectos físicos como los emocionales.
Preguntas frecuentes
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Los problemas de motricidad incluyen dificultades en la motricidad gruesa (habilidades como correr, saltar o mantener el equilibrio) y motricidad fina (actividades como escribir, atarse los zapatos o manipular objetos pequeños). Estas dificultades pueden afectar la coordinación, el equilibrio y la precisión, limitando tanto las actividades físicas como las habilidades manuales.
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Algunos signos de problemas de motricidad en niños incluyen:
- Torpeza frecuente (caídas o golpes al caminar o correr).
- Dificultad para realizar actividades manuales como colorear, escribir o usar
utensilios. - Problemas para seguir instrucciones físicas, como imitar movimientos o
actividades deportivas en la escuela. - Lentitud en tareas que requieren coordinación motora, como abrochar
botones, cortar con tijeras y tareas muy concretas. - Evitar de actividades físicas que impliquen coordinación o equilibrio.
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Para ayudar a un niño con problemas de motricidad, es importante:
- Identificar el origen del problema, como la lateralidad cruzada o no definida.
- Proporcionar actividades específicas que refuercen la coordinación motora
gruesa y fina. - Practicar ejercicios que fomenten el equilibrio y la coordinación bilateral.
- Consultar a un especialista en Lateralidad y psicomotricidad para diseñar un
plan de intervención adaptado a sus necesidades.
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La poca motricidad fina en niños de 7 años puede deberse a un desarrollo insuficiente de las habilidades manuales, posiblemente relacionado con una lateralidad cruzada. Esto puede dificultar la coordinación entre los ojos y las manos, afectando tareas que requieren precisión, como escribir o cortar. Otros factores, como el nivel de práctica y el entorno, también pueden influir.