Centro Llorens
La lateralidad y los problemas de desorientación espacial

La lateralidad determina la orientación espacial
La desorientación espacial es uno de los síntomas que presentan las personas con problemas de lateralidad. Esto se debe a que la lateralidad es el factor que más determina la capacidad para orientar el cuerpo en el espacio. Cuando la lateralidad no está bien definida a la izquierda o a la derecha, cuesta situarse en el espacio, situar los objetos en él y situar lo que hay en el exterior en referencia a uno mismo. En palabras de Serra (1991), “la orientación espacial es la capacidad que tenemos para comprender la situación de nuestro cuerpo en el espacio, en relación con los objetos y estos con nuestro cuerpo”.
Una de las consecuencias más importantes de la desorientación espacial que ya hemos tratado en otros artículos es que, cuando no se tienen bien organizadas las coordenadas espaciales, se confunden letras y números porque la persona no las orienta bien en el espacio, con lo cual confunde su significado (una “b” por una “d” o un “5” por un “2”, por ejemplo). Por este motivo, hay problemas de disortografía, disgrafía y discalculia, así como de lectura (mecánica, comprensión y retención lectora).

Los problemas de movilidad derivados de la desorientación espacial
Hoy, sin embargo, hablaremos de otra de las consecuencias más importantes de la desorientación espacial, una consecuencia que repercute en la vida diaria de las personas con una lateralidad cruzada o insuficientemente afirmada: los problemas de movilidad. Al no poder ubicar dónde está el norte, el sur, el este y el oeste respecto al punto en el que se encuentran, se desorientan, por ejemplo, cuando caminan por zonas que no conocen y se equivocan al coger las líneas del autobús o del metro (cogen un transporte en otra dirección o en dirección contraria).
Como no pueden situar bien los puntos cardinales, también tienen problemas para conducir. Aunque utilicen un navegador para orientarse, no pueden seguir bien sus indicaciones. Esta dificultad está relacionada con otros dos síntomas que suelen presentar las personas con lateralidad cruzada o poco afianzada: los problemas de atención y los problemas para entender, retener, procesar y reaccionar con rapidez a la información o a los estímulos que les llegan. En el ejemplo del navegador, seguir las indicaciones que este va dando implica focalizar la atención y mantenerla durante todo el trayecto, así como retener las indicaciones para poder anticipar una respuesta cada vez.
Cuando estas personas se encuentran en una situación como las que hemos descrito, se frustran, se estresan y se bloquean por la angustia y el estrés.
La desorientación espacial requiere trabajar también la atención

El psicólogo Luis Elías Llorens durante uno de los ejercicios para trabajar la desorientación espacial.
La capacidad de percepción y organización espacial se trabaja en la terapia de lateralidad con dos tipos de ejercicios: utilizando juegos de mesa específicos y con ejercicios de psicomotricidad. Entre los primeros, son muy útiles juegos como el Tangram o los que consisten en configurar formas con distintas piezas o aparejar figuras con la misma forma o con formas antagónicas. A medida que el paciente va progresando, se va aumentando el nivel de dificultad. En cuanto a los ejercicios psicomotores, se trata de ejercicios que requieren el trabajo mental de ubicar puntos en el espacio, ponerlos en referencia y trazar recorridos. Se suele empezar por trabajar primero la orientación “derecha e izquierda” y “arriba- abajo”, y después se pasa a los puntos cardinales. Por ejemplo, los pacientes tienen que identificar dónde están situados respecto a un punto de referencia de la sala y dónde están las diferentes coordenadas. Después, el terapeuta les va dando indicaciones que deben seguir para moverse por la sala. Otro ejercicio similar consiste en situar diferentes puntos de la ciudad respecto a su ubicación.
No obstante, aunque trabajar la orientación espacial es necesario, hay que trabajar paralelamente la atención, ya que muchas situaciones del día a día que el paciente atribuye a sus dificultades de organización espacial están causadas por sus problemas para mantener la atención y la concentración. Recordemos que todas las personas con trastorno de lateralidad tienen afectada su capacidad de atención, independientemente de cuál sea el síntoma central que presenten. Del mismo modo, es importante señalar que los problemas de atención causados por una lateralidad mal definida no son los problemas de despiste o distracción que pueda tener cualquier persona, constituyen un problema de otra envergadura. Por este motivo también es importante el diálogo paciente-terapeuta, ya que hay que poder discernir qué situaciones se deben a la dificultad de orientación espacial y cuáles son producto del déficit de atención provocado por el trastorno de lateralidad.
Respecto a las situaciones de bloqueo que mencionábamos al principio, estas se producen en las personas que tienen como síntoma central las dificultades de retención y comprensión de la información; sobre todo, cuando el volumen de esta información es alto. En estos casos, hay que trabajar los tres aspectos simultáneamente durante la terapia: la desorientación espacial, la atención sostenida y la comprensión y retención de la información.
A medida que el paciente va constatando que disminuyen sus dificultades de orientación en su vida cotidiana, los problemas emocionales derivados de este síntoma también se van reduciendo, lo cual contribuye a ir reconstruyendo su autoestima.